Este Blog quiere servir de medio de difusión de las actividades de la

“ASOCIACIÓN HISTÓRICO-CULTURAL MAIMONA”, así como los frutos de los trabajos de investigación y análisis presentados en las

JORNADAS DE HISTORIA DE LOS SANTOS DE MAIMONA Y LA ORDEN DE SANTIAGO, celebradas en esta Villa de Los Santos de Maimona, que en este año, 2012, han cumplido su IV edición.

TRADUCTOR/ TRADUTOR/ TRANSLATOR/ TRADUCTEUR/ TRADUZIONE/ ÜBERSETZER/

jueves, 26 de enero de 2012

LA FÁBRICA DE CEMENTOS “ASLAND”, PASADO RECIENTE DE LOS SANTOS DE MAIMONA

Blas Toro Fernández.

(Doctor en Geografía y Ordenación del Territorio)

          Resumen:     A mediados de la década de los cincuenta (s. XX) llega a la localidad de Los Santos de Maimona la factoría “Asland”, revulsivo esperado para la sempiterna estructura socioeconómica agropecuaria. Esta localización tuvo su justificación en la política franquista de autarquía y de autosuficiencia. El Plan Badajoz (1952) constituyó el espaldarazo definitivo para poner en valor los recursos primarios existentes (zonas regables de la Serena y Vegas del Guadiana) y con ello la elaboración de productos imprescindibles (cemento, en este caso) para la construcción de las necesarias infraestructuras hidráulicas.

Lo que significó esta industria en Los Santos, hasta su cierre[1] en 1973 y con posterioridad, es hoy un capítulo de hechos recientes aunque no valorados en su totalidad, si tenemos en cuenta los “escenarios desarrollistas” mezclados con los intentos de mejorar la calidad de vida de los propios santeños, que dejaron nuevas producciones inmobiliarias, equipamientos y servicios básicos.

Palabras clave: Industrias, Plan Badajoz, Asland.
  
Los Santos de Maimona en la historia,
Los Santos de Maimona, 2009,
Fundación Maimona, págs. 273-288.
ISBN: 978-84-613-0001-3


             

INTRODUCCIÓN Y CONTEXTOS:

            Si hay algo que no pasa desapercibido en la fisonomía de Los Santos de Maimona y su entorno, como casi un fósil varado en un entorno rural, eso es la antigua fábrica “Asland”, motivo de nuestro estudio.

            Para situarnos en los inicios, en el contexto temporal en que existió y lo que representó como nueva industria en esta población, diremos, primero, que Los Santos de Maimona a mediados del s. XX era una villa eminentemente agrícola, aunque con connotaciones urbanas, pues alcanzaba casi los 10.000 hab (1950, 9.893 hab.), aumentando en 1960 hasta los 10.154 hab. (según datos del INE). Esto quiere decir que, pese a que arrastraba y pervivía con la crisis generada tras la contienda civil de 1936, supo encontrar en sus diversificados y ricos recursos primarios (producciones de trigo, aceite, etc.), con gran valor tradicional y alimenticio, el sustento y el progreso de una población con carestías, hambrunas, “racionamiento y estraperlo” que marcaron la posguerra. Estas circunstancias y un modesto aumento empresarial, conseguido a partir de la transformación e incipiente comercialización de estos recursos, fue cristalizando, en un “nuevo panorama económico” síntoma de un relativo empuje. Sin embargo, como hemos señalado, la prosperidad empresarial de Los Santos de Maimona poco difería del atrasado contexto regional, como se ha definido en algunos estudios[2]. Por poner un ejemplo, si observamos dos fuentes histórico-geográficas que cronológicamente median más de un siglo y que nos detallan la existencia y número de enseres industriales, se puede adivinar que el proceso industrializador fue lento y además la diversificación, salvo excepciones, raquítica.

            En 1850 existían en Los Santos: dos fábricas de tinajas, cuatro lagares de aceite, 14 molinos harineros, 10 tahonas […][3], como industrias más significativas, mientras que en 1961, ya en pleno s. XX y después de pasar nuestro país y región por distintas y diferenciadas circunstancias políticas y económicas de envergadura había, además de la consabida fábrica de cementos y las minas de carbón de la Dehesa Vieja: […] una de harina, una extractiva de orujos grasos, una refinería de aceite, una fábrica de jabón, tres de aguardiente, cuarenta bodegas, tres tahonas, un molino de aceite y varias industrias menores […][4], sólo el caso de la industria bodeguera, los pozos de carbón (que luego se cerraron) y otras pequeñas empresas representaron algún síntoma de desarrollo industrial, como apuntamos, aunque éste siguiera ligado a producciones ancestrales sin representar un salto cualitativo en el proceso[5] y con métodos y tecnologías arcaicas para los tiempos que corrían.

            Esta débil economía y el periodo crítico posbélico estaban detrás de la crisis obrera, pues la ocupación predominante de la población activa seguía siendo, como antaño, la de jornalero agrícola, seguida a gran distancia por las de labrador, ganadero y, en último lugar, la de empresario, como es obvio. Sin embargo, como luego veremos, el cambio en la tendencia, no en las actividades empresariales sino en los empleos, varió desde la entrada en funcionamiento de la fábrica de cementos, logrando reocupar o dar por primera vez empleo a buen número de trabajadores procedentes del agro santeño.

            Podríamos pensar que con esta gran y novedosa empresa se habría dado “el pistoletazo de salida” para la dotación de nuevas infraestructuras acordes con la mejoras sociolaborales conseguidas; sin embargo, la industrialización diversificada, casi inexistente, como hemos expuesto, desamparaba las dotaciones de suelo industrial, la clasificación y ordenación urbana y la implantación de servicios básicos acordes con un acelerado desarrollo que no se produjo. De ahí que éste estuviera marcado por las inconstantes dotaciones programadas desde fuera, las necesidades perentorias de servicios básicos y de vivienda, según coyunturas, y no por la nueva industria como motor de progreso urbanístico.



EL PROYECTO, ORÍGENES Y DESARROLLO:


            El proyecto fabril (“Asland”) que surgiría en Los Santos, partió de los supuestos planificadores impuestos por el régimen franquista triunfante. Esto es, bajo unos principios económicos diametralmente opuestos a los precedentes e inspirados en la autarquía, de la década de los cuarenta (y con efectos también en los cincuenta), cuyo fundamento residía en la pretensión de lograr la autosuficiencia total mediante la movilización de las fuerzas productivas y de los recursos nacionales, puestos al servicio de una estrategia desconectada del exterior; por eso se siguió una política proteccionista que gravaba con fuertes aranceles todas las importaciones y limitaba la entrada de capital extranjero. 
            Se trataba de un nacionalismo a ultranza, encontrando en la política industrial las señas de identidad sobre la que asentar las potencialidades y el éxito del sistema mismo que auguraba acabar con el hambre, la crisis bracera y comenzar un “reparto de la tierra” entre nuevos colonos. Así, a las grandes políticas industriales y de reconstrucción (Ley de Promoción y Protección de la Industria Nacional, 1939. INI, 1941) se sumaran distintos planes parciales regionales como fue el “Plan Badajoz”, esto es, “El Proyecto de Colonización, Electrificación e Industrialización de la provincia de Badajoz”, aprobado en mayo de 1952 por las Cortes Españolas y exponente más acusado de la política agro-social del Régimen, a través del racional aprovechamiento de los recursos endógenos que tenían como objetivo resolver gran parte de los problemas socioeconómicos que gravitaban sobre la provincia[6]. El mismo Caudillo (Francisco Franco) en su primera visita cursada a Badajoz, en 1945, apuntó en un tono paternalista característico:

Vengo a esta provincia porque es la que tiene el más hondo problema social entre todas las provincias españolas. He de anunciar a estos magníficos campesinos, a estos sufridos labradores de estas pardas tierras extremeñas que vamos a empezar la obra de su redención[7].

 Sin ánimo de profundizar en las pretensiones y realidades de este vasto “Plan”, nos parece oportuno dar algunas pinceladas sobre el mismo para entender mejor el estudio que desarrollamos aquí.

            En general, se proponía poner en riego y explotación las Vegas del Guadiana y parte de la Serena con nuevos cultivos (algodón y el arroz); para ello se deberían construir urbanizaciones y pueblos donde asentar a las masas campesinas, colonos y aparceros, una red viaria que diera salida a los productos y, por supuesto, una infraestructura de canales y embalses, básicos para los aprovechamientos propuestos; algunos de ellos fueron finalizados pocos años después, como los de Montijo, Zalamea o Cíjara, mientras que el resto se acabaron posteriormente, en la década de los sesenta, como el de García Sola y Orellana. Cercanos a la localidad santeña se construirían los de Brovales y Valuengo, aunque estos ya pertenecieron a una segunda fase del Plan Badajoz y alejados del núcleo del Guadiana, eje donde se situaron el mayor número de actuaciones.

            El “Plan Badajoz”, según el mismo proyecto, debería llevarse a cabo en catorce años, es decir, que para el año 1966 habrían de terminarse todas las obras propuestas. Un aspecto que incorporaba el mismo “Plan” era la consabida industrialización de la provincia; en total, 96 establecimientos empresariales deberían venir a completar la labor de colonización y explotación de las zonas regadas. Así, la Comisión Técnica encargada de la coordinación y puesta en funcionamiento de las empresas, dividió las mismas en tres grupos: en el segundo y el tercero estarían las transformadoras de productos agrícolas y ganaderos generados por los nuevos regadíos (azúcar, alcoholes, etc.), así como las que aprovecharían los recursos naturales existentes (en total 92 industrias). El primer grupo, donde quedaría encuadrada la fábrica “Asland”, estaba compuesto por industrias auxiliares (un total de 4 industrias) de la agricultura y las obras públicas, como la del cemento.

            Las primeras noticias que aparecen sobre la ubicación en Los Santos de esta empresa se remontan, precisamente, a septiembre de 1952, siendo primer edil del ayuntamiento santeño Juan Blanco Gordillo. De esta manera, en un pleno extraordinario se hizo alusión a la futura enajenación de parte de la sierra de San Cristóbal a la Compañía de Asfaltos y Pórtland “Asland”, de Barcelona[8], adjudicataria que fue del concurso para la explotación de aquella mole rocosa, que en estratigrafía vertical contenía calizas impuras de la era primaria, aptas para la producción cementera. En noviembre de aquel mismo año, finalmente, el municipio vendió a la empresa un total de 40 has. de propios de la sierra por un valor de 468.167,20 ptas. Pasaron varios años en los que “Asland” procedió a su disfrute, abriendo tres grandes socavones y situando allí infraestructuras para el tratamiento y “machaqueo” de la piedra, obras que aún pueden reconocerse y objetivo de varias actuaciones de rehabilitación en la actualidad.

            El procedimiento de trabajo en las canteras era a grandes rasgos el siguiente: 1º Ejecución de voladuras (dinamita) para el rompimiento, en primera instancia, de la materia prima. 2º Tratamiento de los bloques y descuartizado en grandes piedras con instrumentos percutores. 3º Traslado a una planta (en la misma sierra) para su posterior reducción a arenas gruesas y áridos de pequeño volumen. 4º Traslado a la fábrica para la producción de cemento.

            Precisamente, en el traslado del material hasta la fábrica, ubicada como se sabe junto al ferrocarril, jugó un papel importante la construcción, a comienzos de los cincuenta, de una vía que delimitaba y enlazaba los socavones y conectaba con el tramo de la hoy EX-101 (carretera a Zafra), entre la Glorieta y el cruce de la Estación de servicio BP. Desde allí se procedería al asfalto del “camino de la Nava” por el entonces Ministerio de Obras Públicas, tras solicitud del ayuntamiento y la Compañía “Asland” en 1956; por esa ruta se desplazaban, a diario, cuatro grandes camiones volquetes de la empresa que eran los que transportaban la piedra calcárea.

            Todas estas circunstancias hicieron abortar definitivamente una solución novedosa (como casi utópica para el transporte desde las canteras, distantes a la fábrica un kilómetro y medio), la construcción de un tendido aéreo[9] que, por cableado, sostendría pequeñas vagonetas cargadas del material hasta la factoría. Sin embargo, la empresa, en los años sesenta, aún no había finalizado totalmente sus infraestructuras posibles de equipamiento extractivo, ya que en el año 1968 solicitaba al ayuntamiento terrenos para la construcción de un almacén de explosivos: […] para sus canteras que surten de piedra a su fábrica de cemento[10].

            El proyecto de obras y la estructuración operativa de la fábrica desgraciadamente no la hemos podido hallar entre la documentación que contiene el archivo histórico santeño (cronológicamente a comienzos de los cincuenta); sin embargo, se pueden apuntar los siguientes rasgos a tenor de algunas noticias y datos extraídos de diferentes fuentes.

            En primer lugar, su emplazamiento lo tuvo a un kilómetro de la población, cerca de la vía férrea -como apuntamos-, ya que el tren era el medio de transporte más cómodo, práctico y barato para dar salida a la producción destinada al “Plan Badajoz”, que hasta entonces se surtía de otras cementeras españolas[11]. La fábrica se componía de un solo horno al comienzo (con posterioridad se añadió otro más). Almacenes para maquinarias y el propio cemento elaborado, oficinas, laboratorio, viviendas para técnicos y gerentes y una caseta portería-listería, en el exterior del recinto, componían gran parte del equipamiento. Había tres turnos de trabajo diarios y eran de ocho horas, la jornada comenzaba a las 6 h. de la mañana.

            Se puede decir que en la fábrica, una vez que se recogía la materia pedregosa, previamente tratada, el proceso para la fabricación del producto resultante se componía de dos fases principales: a) preparación del “clinker” y b) preparación del cemento. En el primer paso los minerales se calentaban en el horno (gran cilindro horizontal donde la temperatura crecía hasta alcanzar los 1.400ºC). Esto permitía que los materiales del compuesto- carbonato cálcico, silicatos…etc.- reaccionasen y se separasen sin fundirse. El conjunto resultante se llamaba “clinker”. En el segundo paso, al “clinker” se le agregaba aproximadamente un 2% de yeso, para mejorar la calidad del producto, siendo molida la mezcla resultante. El polvo obtenido era el cemento, que se envasaba en sacos listos para su uso.

            En total la obra de la fábrica sabemos que costó 65.000.000 de pesetas, siendo la inversión en su mayoría nacional y una pequeña parte (correspondiente a la maquinaria de la industria) estadounidense. Hay que recordar que a comienzos de los años cincuenta las relaciones, después de la más dura autarquía, del Régimen con la Europa triunfante de la IIGM y especialmente con los EEUU (locomotora económica mundial) mejoraron, dando lugar a la firma de pactos bilaterales y a que la ayuda norteamericana llegara para diferentes objetivos de desarrollo social o económico, como en el caso que nos ocupa.

            Pero siguiendo con la fábrica, su construcción tardó dos años, los que mediaron entre 1953 y 1955. De este último, tenemos cifras estimativas de producción -según palabras del ingeniero francés, jefe técnico de la empresa, Denys Choffat-, en torno a las 70.000 tn/a. de cemento, una vez finalizadas las obras y la ejecución del proyecto. El dato era esperanzador para la pervivencia de la industria en el tiempo, por lo menos hasta los años sesenta, periodo en que debería finalizarse lo proyectado por el “Plan Badajoz”; de hecho, en 1961 la industria santeña llegó a las 90.000 tn/año[12], por encima de las 75.000 tn/año como volumen total requerido por las autoridades gubernamentales. Sin embargo, no desvelemos el transcurrir de la empresa hasta su desenlace final y quedémoslo con los comienzos, que son de los que estamos hablando.

            La apertura, prevista para el referido año 1955 (diciembre) tuvo que posponerse hasta el 7 de octubre de 1956, aunque el retraso mereciera la pena, a tenor del visitante que inauguraría tan magno proyecto, todo un acontecimiento en un municipio eminentemente rural, pese a sus casi 10.000 hab.; así se decía:

[…] Expresar la más viva satisfacción e inquebrantable adhesión a la figura de S.E. el Jefe del Estado, Generalísimo Franco, con motivo de la visita a esta villa para inaugurar la fábrica de cemento construida por la Compañía General de Asfaltos y Pórtland-Asland- […][13].

Y también, entre el entusiasmo general y periodístico de la época, ya que la fábrica:

 […] alza –al lado de la estación- el airón de su mole como un exponente del nacer industrial de esta Extremadura, que va rompiendo poco a poco con el tradicionalismo de siglos consagrados a un quehacer monótono de no querer saber nada más que de sus tierras y de sus ganados[14].

 En diciembre de aquel año, 1956, la industria echó a andar bajo responsabilidad de su primer director, Pedro Rey Vázquez de la Torre, visitando la empresa el Subdirector General de la Compañía “Asland”, Antonio Méndez Campoy: […] para hacer entrega simbólica de 10.000 klgs de cemento […][15], como primera producción salida de la factoría. Pese a todo, las previsiones iniciales no se alcanzaron y sólo se llegó a 45.000 tn. en el primer año de fabricación, con lo que no se satisfizo la demanda programada por el “Plan”.

            El éxito de la producción, por tanto, se había conseguido a medias. De esta manera, se instó, por la autoridad competente, a “Asland” para que cumpliera las condiciones de la concesión. La Compañía contestó con una petición para duplicar la producción, alegando que la explotación estaba resultando antieconómica por el precio intervenido (precio máximo fijado para el cemento). Las diferencias entre las autoridades del “Plan Badajoz” y “Asland” se dirimieron en varios encuentros, que tuvieron como principal tema la fórmula de financiación para la ampliación solicitada por la empresa. La cuestión se empezó a resolver en 1957, con la participación estatal en la financiación y con el establecimiento de nuevas condiciones que implicaban un aumento de la producción y una nueva tasación del precio de los suministros aportados al “Plan”.

            Por otro lado, las medidas liberalizadoras adoptadas por el Gobierno ya en los años sesenta (liberalización comercial, regulación de precios por oferta y demanda, “planes de desarrollo”) sembraron la duda (como opinan BARCIELA, LÓPEZ y MELGAREJO, 1998)[16] de una posible repercusión de éstas sobre el contrato firmado entre la empresa y las autoridades del “Plan Badajoz”. Se temía que el fin del régimen intervencionista pudiera repercutir negativamente en el desarrollo de las obras, al quedar a merced de posibles especulaciones en los precios del cemento. Sin embargo, como se reconocía por los directores franquistas, la autorización concedida a “Asland” había tenido como finalidad el dotar de cemento a las obras del “Plan” en unas condiciones adecuadas en cuanto a cantidad, calidad y precio; motivo por el cual se habían impuesto a la Compañía concesionaria condiciones y también una serie de estímulos, como era la preferencia en el suministro de materiales para la construcción de las obras proyectadas hasta su finalización. Esto permitió que la industria santeña, tras aquellos titubeos iniciales, se desarrollara con normalidad y aumentara su producción hasta niveles razonables. Es más, el balance fue muy positivo, como demuestra que en 1963, cuando ya se habían realizado gran parte de las infraestructuras del citado “Plan”, pasara a abastecer de cemento a la región y al sector de la construcción, escasos de tal producto en ese momento.

            El ritmo frenético de la empresa tuvo como causa o como consecuencia, según se mire, la contratación progresiva de obreros, llegando a su techo en la década de los sesenta con 300 operarios, esto vino a resolver parte del paro agrícola que en 1960 se estimaba que afectaba a 150 jornaleros[17]. Sabemos que unos 100 estaban destinados a las canteras, mientras que el resto componía la plantilla de la fábrica. Los sueldos eran de unas 350 ptas. al mes.

            La mayoría de los trabajadores eran santeños[18] y residían en el municipio, evitándose, de este modo, la formación de barrios segregados de la población en viviendas improvisadas o reconvertidas, para alojamiento de la mano de obra, como pasó en otras instalaciones y ciudades españolas[19]. En este sentido, sólo podemos citar la construcción de una pequeña colonia de casas-chalets, no para los obreros sino para los técnicos o gerentes de la empresa (como el subdirector de la misma, José Mañe), apreciación que observamos en alguna instantánea del lugar, de la fábrica misma y según testimonio de Luis Pachón.

            Un hecho significativo y expresivo de la dimensión empresarial alcanzada también se puede observar en retrospectivas de la época, así la estampa de los humeantes hornos que no paraban las veinticuatro horas del día, si bien constituía una muestra palpable de la laboriosidad y del éxito fabril, como hemos expuesto, también lo era como causa de denuncias de vecinos y agricultores. Los primeros estaban molestos por la presencia de polvo y humaredas, sobre todo cuando el aire soplaba del noreste hacia la localidad. Los agricultores, al ver que sus campos y viñas quedaban polvorientos, con el consiguiente daño que esto acarreaba, ya que las partículas se adherían a las plantas impidiéndoles su crecimiento y mermando las producciones.

            No debieron ser estas quejas superficiales cuando el ayuntamiento, presidido por el alcalde Francisco Murillo de la Calzada, obligó a que la empresa emitiera un informe, en 1965, para que, posteriormente, por la Comisión Provincial de Servicios Técnicos de Badajoz, se tomaran las medidas correctoras oportunas[20]. El caso fue que cinco años después, en 1970, aún no se habían aplicado las correcciones, en palabras textuales, ya que:

De todos es sabido las numerosas quejas que llegan al ayuntamiento de los vecinos y propietarios próximos a la fábrica de cementos […], por el polvo y humo que expulsan sus instalaciones para fabricar el cemento […]. El pleno acuerda: 1º Requerir a la empresa la adopción de medidas para la salida de polvos y humos. 2º Que en caso contrario lo pondrá en conocimiento de la superioridad competente”[21].

            Este empeño municipal por aplicar la ley, por garantizar el buen funcionamiento de la empresa y velar por la salud de los santeños, también se tradujo en una tasa fiscal que se aplicó a “Asland”, en 1965, por el servicio de inspección y reconocimiento de motores y transformadores eléctricos que la fábrica tenía instalados: […] máxime tratándose de una industria calificada como molesta, insalubre y nociva por la Comisión Provincial de Servicios Técnicos[22], a tenor del reciente Reglamento (Actividades Molestas, Insalubres y Peligrosas) aprobado en 1961 por el gobierno de la nación. Pero es que, además, este desvelo de la corporación para que no se alteraran las condiciones higiénico-sanitarias y la calidad de vida de los santeños, conllevaba otro objetivo, asegurar la producción de la empresa, con el mantenimiento de unas infraestructuras y tecnologías recicladas y actualizadas. De hecho fue ésta una de las causas, como veremos, que concurrieron para el fatal desenlace y cierre de la factoría, ya que, como argumentó el ayuntamiento en sesión plenaria de 1973: […]nada hizo la empresa para renovar, reparar o instalar nuevo utillaje a pesar de los años de fabricación transcurridos[23].


LOS PROBLEMAS Y LA DESAPARICIÓN

            Sin embargo, si bien la Secretaría del “Plan Badajoz” señalaba en 1970 que se habían colmado los objetivos en cuanto abastecimiento programado en 1952, varios handicaps, externos e internos, jugaron una mala pasada a la industria santeña que se vería abocada a un cierre casi inminente. De hecho el “desarrollismo” y los “planes de desarrollo” (el último que estuvo operativo, el III Plan-1972-75), apenas dejaron algún estímulo sobre el insignificante sector industrial extremeño, la crisis económica mundial (1973, crisis del petróleo) y los últimos coletazos del Régimen tampoco resultaron los mejores de los contextos posibles para el desarrollo de la fábrica santeña.

            Recién estrenado el año 1972, se habló por primera vez en el ayuntamiento de crisis, de las dificultades por la que atravesaba la cementera y del: […] disgusto y honda preocupación que les produce tal noticia (del cierre) […] Que se hagan todas las gestiones […] para dar solución a este grave problema[24]. Y a decir verdad, se consiguió transitoriamente que la fábrica fuera interrumpiendo su producción, ya que la Delegación Provincial de Trabajo denegó la primera regulación de empleo propuesta por la empresa[25] y con ello que algunas de sus dependencias se cerrasen. De todas formas, en noticia aparecida en el diario HOY se detallaba, ya, una serie de estrangulamientos y debilidades insalvables para “Asland”: la carencia de medios, el traslado del personal especializado a otros centros de la misma empresa, la producción, que no resultaba competitiva y que una cooperativa entre trabajadores y técnicos, como medida última de salvación, era claramente inviable. Además, disponer de una plantilla superior a 180 obreros para alcanzar 100.000 tn/año, lo que resultaba antieconómico, cuando una fábrica moderna no necesitaría más que 60 productores[26].

            Con todo, el 9 de febrero de 1973 “Asland” dio por terminada su andadura en Los Santos, después de ser autorizado su cierre por la Dirección General de Trabajo, justificándose en una serie de puntos, algunos expuestos con anterioridad: A) La perspectiva y situación del mercado del cemento en el sector sur. B) La baja calidad de la materia prima de sus canteras. C) La reducción de producción de esta fábrica por su utillaje.

            Sin embargo, en última instancia el ayuntamiento con su alcalde a la cabeza, Cipriano Tinoco Gordillo, todavía intentaría evitar lo inevitable ante instancias gubernativas nacionales[27]. Quedaban en ese momento en la fábrica ya sólo 20 trabajadores, que reaccionaron para conseguir reflotar la cementera. Así se pone de manifiesto en la prensa, en noticia firmada por el entonces procurador de Badajoz, Enrique Sánchez de Léón, abogado que colaboró con los obreros para, por medio de los tribunales y con pleito en curso, conseguir la reapertura soñada[28]. A pesar de todo, los intentos fueron en vano y los pocos operarios que quedaban nunca más volvieron a las instalaciones; con ello se daba por finalizado un periplo industrial de diecisiete años en Los Santos.


EFECTOS Y CONSECUENCIAS

            Los efectos y consecuencias que la factoría dejó en esta población, sin ánimo de llegar a conclusiones absolutas, se pueden resumir en escasos o nulos, ateniéndonos, también, al contexto de resultados que dieron los planes industriales del franquismo en Badajoz[29]. En primer lugar, en cuanto a efectos industrializadores, desde la década de los cincuenta apenas se observa la creación de un tejido industrial e industrias del ramo (salvo muy contadas excepciones, como las canteras del Castillo. Constructora Iberoamericana S.A, 1963), y, segundo, porque la evolución del sector industrial santeño siguió yendo a su ritmo, con la creación de algunas empresas o cooperativas ligadas al mundo agropecuario y la alimentación. En este sentido, convenimos con la opinión del profesor García Pérez[30] y con datos existentes de finales del franquismo[31].

            De cualquier manera, si hubo algún desarrollo industrial este correspondió a sectores empresariales tradicionales derivados del tratamiento de productos excedentarios, como la aceituna, la uva o los cereales. La Cooperativa “Virgen de la Estrella” y su almazara abrieron sus puertas en la década de los sesenta dotadas de varios procesos tecnificados de producción (prensas con motor, capacidad de trituración) que hicieron aumentar la productividad. Por otra parte, el desarrollo de la industria vitivinícola y derivados fue relativamente importante (alcoholes, vinagres), como lo certifica la proliferación de establecimientos bodegueros también en los años sesenta; esta disposición venía avalada por unos precios al alza que además estaban garantizados por el Estado, en cuanto a los productos finales se refiere; así, Los Santos se sumaba al desarrollo de otras poblaciones pacenses en cuanto a este tipo de empresas se refiere; es más, nuestra provincia pasó a representar la segunda española en cuanto a producción de alcoholes vínicos, entre 1964 y 1970.

            Por otra parte, siguieron funcionando las tradicionales tahonas reconvertidas en alguna que otra industriosa fábrica de pan (Harinera Panificadora), con la intención de operar en un contexto de mayor apertura comercial (años sesenta), llegando a un número más amplio de santeños, por producción y distribución, lo que era síntoma de mejores calidades de vida. El panorama lo completaban distintos talleres artesanales, casi sin evolución (carpinteros, herreros, etc.), con prácticas y técnicas que conservaban desde siglos pasados pero que, a finales del franquismo, eran todavía característicos en la fisonomía de la villa santeña.

            Este vacío industrial también se apoya en la escasez de ayudas y de incentivos que llegaron a Los Santos. A pesar del contexto de industrialización a nivel nacional, y como pasó en otras zonas de España y Extremadura, la relación directa entre políticas de desarrollo aplicadas por los tecnócratas del franquismo y el avance industrial fue apenas imperceptible. Con anterioridad, sólo el “Plan Badajoz” dejó como ejemplo excepcional la fábrica santeña de cementos, pero los “planes de desarrollo” posteriores se olvidaron de las zonas deprimidas rurales en detrimento del avance empresarial periférico y de la industria pesada, sobre todo. La puesta en marcha del llamado “Plan de Preferente Localización Industrial Agraria (1964)” demostraba los errores cometidos, aunque este quedara limitado a comarcas muy concretas (zonas de regadío) coartando, con ello, las posibles pretensiones santeñas de creación de suelo industrial o empresas.

            En 1975 el gobierno legisló un nuevo decreto, expirando el Régimen, en el que se concedían beneficios para las industrias que se situaran en toda la provincia, sin embargo, ya era tarde, pues la muerte de Franco acabaría con los últimos coletazos del desarrollismo. De hecho el ayuntamiento de Los Santos había solicitado, en este sentido, la inclusión de su término municipal dentro del IV Plan de Desarrollo, en 1974, como área de preferente localización industrial[32].

            Pero, si bien no hubo o fue mínimo el efecto industrializador, después de la instalación de la poderosa cementera, donde sí hubo consecuencias, sobre todo sociales, fue con su cierre, si no antes[33], ya que las lacras de un paro estructural y ahora coyuntural se ciñeron sobre la población hasta lograr que la “válvula de escape” fuera la emigración.

            Si nos atenemos a cifras demográficas oficiales, el receso poblacional santeño es evidente, a pesar de un primer periodo alcista. En 1950 Los Santos tenía 9.893 h., en 1960 había aumentado hasta los 10.151 h., lo que quiere decir, por un lado, que los efectos de la puesta en funcionamiento de la fábrica de “Asland” aminoró la huída de efectivos, además de que el propio crecimiento poblacional se explicara por la salida de la crisis autárquica y los “niveles de vida” que se iban alcanzando en las zonas rurales, durante los años cincuenta. Sin embargo, esto no fue óbice para que en 1970 se observe la sangría más espectacular y única de habitantes que ha tenido la villa en todo el s. XX, pasando a tener 8.393 h.; es decir, que en una década se habían perdido 1.758 h. Esta recesión es puesta en evidencia y achacada a la emigración[34], como ha estudiado CAYETANO ROSADO (2007)[35], debido a la inconsecuente política económica gubernamental durante “el desarrollismo” en Extremadura y, por añadidura, en Los Santos de Maimona. Fue esta una diáspora interior, hacia los centros de desarrollo industrial (Cataluña, País Vasco) y de servicios (Madrid), en plena ebullición económica.

            El fenómeno, lejos de aminorarse, se incrementó en la década de los setenta, pasando a disponer la localidad sólo 7.551 h. (1981); a esto, claro está, ayudó la crisis, hasta el cierre total de “Asland”. Es significativo y expresivo, en un tono “sensible”, un artículo de prensa del año 1972 en que se hace referencia “al fantasma de la emigración” en Los Santos:

[…]aunque se diera trabajo en otras partes o fábricas de Asland […] no sería suficiente para apagar las lágrimas que afloran a los ojos de los niños que concurren a cuatro colegios de EGB y Media, a los obreros por la calle, a los de la mujer en el supermercado[36].

            Existe una parcela, por último, de vital importancia, como fue el desarrollo urbano y, por añadidura, la mejora o implantación de nuevas infraestructuras, al hilo del fenómeno industrial (“Asland”). En primer lugar, como venimos exponiendo, la tardanza de Los Santos por incorporarse al volumen de ayudas e incentivos del gobierno central, otorgados desde los años cincuenta y especialmente sesenta, mermaron las posibilidades de nuevos equipamientos industriales y de creación de polígonos. Así, en la misma década de los sesenta ya se observaba la escasa diversidad y exigua dimensión empresarial (en número de trabajadores y volumen facturado) y esto pese a contar, Los Santos, con posibilidades para dotarse de suelo industrial, como: la localización de terrenos libres cerca de la estación del tren y de la fábrica “Asland”, vías de comunicación pretrazadas o trazadas (carreteras y línea ferroviaria) y posibilidad de desarrollo de industrias agropecuarias.

            Iniciados los setenta, todavía, el ayuntamiento no daba por perdida la idea, teniendo como base la Ley 2879/74 de 10 de octubre (Declaración de Zona de Preferente Localización Industrial al Plan Badajoz. Beneficios para la instalación de industrias en Badajoz. B.O.E. de 16 de enero de 1975), lo que obligaría a la confección de un Plan General de Ordenación Urbana. Sin embargo, otra vez, la imposibilidad de conseguir las subvenciones se unieron a las limitaciones técnicas del propio ayuntamiento, dando finalmente como resultado el fracaso de ambos proyectos[37].

            En este sentido, la programación de un Plan General parecía que databa de años anteriores, según palabras del alcalde registradas en un pleno de 1958. Esto es, basándose en los incrementos demográficos: […] encargar la confección de un plan de ordenación urbana de la zona de ensanche de la población [38]; sin embargo, se habían confundido los términos, no se trataba de un planeamiento total, sino de un “plan de extensión”, que quedaría anexo al casco urbano consolidado por la zona sureste. Además, esta dilatación proyectada tampoco se lograría, por el momento, pues tardó varias décadas en certificarse con planimetría base y a escala. Esta situación demostraba que las tentativas retomadas, en 1965, por el entonces alcalde Francisco Murillo, de tener en Los Santos un Plan General, quedarían vacías de contenido, incluso en 1975, cuando mejores perspectivas había, al haberse hecho gestiones ante la Delegación Provincial de la Vivienda, siendo alcalde Cipriano Tinoco.

            En cambio, sí pudieron irse llevando a la práctica varias iniciativas, como el abastecimiento y distribución de agua domiciliaria desde la zona de la Cortapisa, obras que no finalizaron hasta bien entrada la década de los sesenta, pues el terreno para la construcción del depósito de aguas (al pie de la sierra de San Cristóbal) había sido cedido por “Asland” al ayuntamiento en 1961. Con las primeras obras de saneamiento de la población también llegó la mejora del viario más importante de la localidad (adoquinado de la Carrera Grande y Chica, 1958).

            El estudio de la promoción inmueble en estos años escapa a la densidad y temática de esta comunicación[39], aunque sea un claro exponente de los niveles de crecimiento económico alcanzado, de ahí que le dediquemos unas líneas que podemos resumir en tres aspectos: A) Desde 1950 a 1960 se fragua el proceso de producción de viviendas en Los Santos. B) En la década de los sesenta se produce la construcción más importante que, sin embargo, no cubrió las expectativas anteriores. C) Estas expectativas chocaron con un decrecimiento poblacional y la inexistencia de planeamiento y de técnicos municipales.

            En primer lugar, en 1955 se concedieron 100 viviendas para la zona del “Pilarito o Portera”, por la Obra Sindical del Hogar, siendo alcalde Juan Blanco. Estas obras no se iniciaron, por lo menos en el sitio indicado, ya que en 1960 se solicitaron: […] 200 casas […] para los barrios de Portera y San Bartolomé (tirar las que hay que son de autoconstrucción)[40]. En cambio, las “casas nuevas” sí se construyeron, como pertenecientes al Plan Nacional de la Vivienda. Tendría que pasar casi una década para que en 1969 se llevaran a efecto las casas del “Santo Ángel”, una promoción de 50 viviendas de renta limitada que el ayuntamiento encargó al arquitecto José Mancera Martínez, vecino de Badajoz pero natural de Los Santos.

            A pesar de lo logrado, el ritmo de construcción, no ya de la vivienda libre, sino de la vivienda pública era escaso y con métodos y materiales tradicionales, como lo demuestra un informe urbanístico, de 1963, existente en el archivo histórico. Para definir las viviendas de la población se dice:

Su forma es la corriente […], en su construcción emplean la piedra, el ladrillo y la cal, utilizan también la tierra formando tapias apisonadas […] y en los últimos años existe tendencia a modernizar la construcción con apertura de huecos que dan luz y ventilación a los dormitorios […] Existen unas 2100 viviendas […]con más de 50 años, 1547 viviendas […][41].

Es decir, el 73% de las residencias tenían más de un cinco décadas, lo que dice mucho de lo apuntado.

            En definitiva, el desarrollo urbanístico de Los Santos, en aquellos años y en tiempos de la fábrica “Asland”, a pesar de los diferentes intentos, fue bastante mediocre. Además, la inexistencia de planeamiento, como ya se dijo, resultaba un obstáculo casi insalvable para proyectar las posibles crecidas.

            Por otra parte, desde 1957 hubo necesidad de contratar un ingeniero y aunque la solución adoptada era transitoria e interina, se llegó a un acuerdo con dos técnicos de la Diputación de Badajoz, César Vila Ruíz y su ayudante Rafael Mingarro, pagándoles el ayuntamiento 1.000 y 500 ptas., respectivamente, siempre que los proyectos no excedieran de 50.000 ptas. (presupuesto). Esta situación resolvió parte de los encargos y carestías municipales, sobre todo lo relacionado con la traída de aguas. Por otro lado, en fechas avanzadas, como fue el año 1963, Los Santos aún no contaba con arquitecto o aparejador que pudiera estudiar los proyectos municipales o particulares que se fueran planteando. En cambio, entre las dotaciones y equipamientos sí hubo un despegue: la construcción del Cuartel de la Guardia Civil, las gestiones para un Centro de Sanidad Rural (en los cincuenta), así como las tramitaciones para un Polideportivo y un centro de Enseñanza Media, avanzada la década de los sesenta, demuestra las preocupaciones del consistorio y las mejoras en el bienestar de los santeños.

            Por último, las líneas del desarrollo urbanístico estaban trazadas desde la construcción de la carretera de Badajoz-Sevilla (N-432) en 1950 y luego la de Mérida-Sevilla (N-630) a finales de los cincuenta. El ferrocarril y algunos caminos rurales transformados con posterioridad para la circulación rodada, al este de la villa, donde más suelo libre había, permitirán y ceñirán el avance urbano, pero éste se inicia después, en la transición a la democracia. Para entonces la fábrica “Asland” ya hacía varios años que había cerrado sus instalaciones.


BIBLIOGRAFÍA:

· BARCIELA LÓPEZ, C.; LÓPEZ ORTIZ, M. I. y MELGAREJO MORENO, J. “Autarquía e intervención: el fracaso de la vertiente industrial del Plan Badajoz”, Revista de Historia Industrial, Nº 14, Univ. Alicante, Alicante, 1998, págs. 125-170.
· CAYETANO ROSADO, M. “La emigración extremeña durante el desarrollismo español (1961-1975)”. R. E. E., t-LXIII, nº III, Diputación de Badajoz, Badajoz, 2007, págs. 1.275-1.310.
· CAYETANO ROSADO, M. “Cuantificación de la emigración extremeña desde la posguerra a los comienzos del siglo XXI (1940-2005)”. R. E. E., t-LXIII, nº III, Diputación de Badajoz, Badajoz, 2007, págs. 1.261-1.273.
· GARCÍA PÉREZ, J. “La industria extremeña en el siglo XX. Del avance moderado a la crisis y el distanciamiento de las pautas nacionales”. R.E.E., vol. 60, nº 2, Diputación de  Badajoz, Badajoz, 2004, págs. 803-868.
· MEDINA-HIERRO, J. El Plan Badajoz y el desarrollo económico de la provincia. Tecnigraf Ed., Badajoz, 2002.
· RODRIGUEZ GALDO, M. J.; LOSADA ÁLVAREZ, A. F. “Paternalismo y desarrollismo. Reflexiones sobre la construcción del poblado minero de Fontao”, Revista Galega de Economía, Facultad de Económicas y Empresariales (edit.), Santiago de Compostela, 2007, págs. 1-22.
· TORO FERNÁNDEZ, B. Zafra, dinámica urbanística (1940-1995), Junta de Extremadura, Agencia de la Vivienda el Urbanismo y el Territorio, Zafra, 2007. T-I y T-II.
· TORO FERNÁNDEZ, B. “Urbanismo y fenómeno industrial en la periferia meridional de Zafra (Badajoz) entre 1883 y 1983”, La ciudad: tamaño y crecimiento. Actas III Coloquio de Geografía Urbana, DOMÍNGUEZ RODRÍGUEZ, R. (Coord.), Universidad de Málaga y AGE, Málaga, 1999, págs. 441-452.



FUENTES:
· A. H. S. Archivo Histórico de Los Santos de Maimona. (Diversa documentación: Libros de actas. Sección de obras y urbanismo. Carpetas varias -prensa-. Estudio de Los Santos de Maimona (Análisis histórico, sociológico y económico), Organización Sindical, Provincia de Badajoz, diciembre de 1971.
· BANCO DE BILBAO. Renta Nacional de España y su distribución provincial (serie homogénea), 1975.
· MADOZ, P. Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar, t. XIII, Madrid, 1849.
· POVES VERDE, Lucio (coord.). Los Santos de Maimona. “Estampas para el recuerdo”, POVES y GORDILLO (Eds.), Los Santos de Maimona, 1998, pág. 665.
· Testimonios personales de María Rosa Rodríguez Guerrero, Luis Pachón Moreno, Francisco Tinoco Gordillo, 2008.
· VV.AA. DICCIONARIO GEOGRÁFICO DE ESPAÑA, Ed. del Movimiento, Madrid, 1961, t-XV.
· Web: http://cronicasdetalavera.blogspot.com/2008/01/el-plan-badajoz-1952-2002.html.


Fig. 1. La fábrica de cementos “Asland” a comienzos de los años sesenta del s. XX.


           
Fig. 2. Vista parcial de la fábrica en la actualidad.


[1] Lo demuestran las personas que nos han servido como testimonio directo para algunos apuntes y datos de este trabajo. Nuestro agradecimiento a los santeños/as: María Rosa Rodríguez Guerrero, Luis Pachón Moreno, Francisco Tinoco Gordillo.
[2] Desde el punto de vista industrial, la situación extremeña se caracterizaba por su debilidad, en aquellos momentos: […] por su bajo grado de mecanización y electrificación, por el minúsculo tamaño de sus unidades productivas y por circunscribirse casi en exclusiva a las primeras transformaciones de algunos productos agrícolas. Las sociedades anónimas, que ya desempeñaban un papel relevante en las zonas más desarrolladas de España, constituían un fenómeno marginal en la economía. El sector más importante, con gran diferencia, era el alimentario -principalmente, harineras, oleícolas y vinícolas-. En general, las actividades transformadoras cubrían menos de la mitad del consumo regional de manufacturas, mientras que la comercialización de productos industriales autóctonos fuera de Extremadura era poco importante. BARCIELA LÓPEZ, C. LÓPEZ ORTIZ, M. I. y MELGAREJO MORENO, J. “Autarquía e intervención: el fracaso de la vertiente industrial del Plan Badajoz”, Revista de Historia Industrial, Nº 14, Universidad de Alicante, Alicante, 1998, pág. 127.
[3] MADOZ, P. Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar, t. XIII. Madrid, 1849, págs. 853.
[4] DICCIONARIO GEOGRÁFICO DE ESPAÑA, t-XV, Ed. del Movimiento, Madrid, 1961, pág. 499.
[5] Aquí encontramos síntomas de excepción, si seguimos lo apuntado por el profesor Juan García para el contexto regional; según este autor, a la altura de 1955 había descendido de un modo particularmente intenso el peso de la industria alimentaria en beneficio de otros ramos como los del cuero, calzado, la cerámica-vidrio-cal y, sobre todo, la metalurgia o la madera-corcho. Ver GARCÍA PÉREZ, J. “La industria extremeña en el siglo XX. Del avance moderado a la crisis y el distanciamiento de las pautas nacionales”. R.E.E., vol. 60, nº 2, Diputación de  Badajoz, Badajoz, 2004, pág. 850.
[6] Así se ve en un acta municipal de 1952, donde refleja el ayuntamiento las características y bonanzas del Plan que abría de desarrollarse en catorce años: La preocupación de solucionar los problemas sociales por medio del aumento de la riqueza nacional y del estudio de las posibilidades de cada comarca ha hecho que el gobierno ponga en funcionamiento el Plan de obras, Colonización, Industrialización y Electrificación de la provincia de Badajoz (Ley de 7 de abril de 1952.). A. H. S. Libros de actas. Acta municipal de 15 de noviembre de 1952 (Comprendida en el libro de 25 de agosto de 1952 a 12 de mayo de 1955).
[7] Citado en la web: http://cronicasdetalavera.blogspot.com/2008/01/el-plan-badajoz-1952-2002.html
[8] A. H. S. Libros de actas. Acta municipal de 30 de septiembre de 1952 (Comprendida en el libro de 25 de agosto de 1952 a 12 de mayo de 1955).
                Por otro lado, la empresa “Asland” se fundaría (Compañía General de Asfaltos y Portland Asland, S.A.) en 1901, gracias al burgués Eusebio Güell, instalando su primera fábrica (1904) en Barcelona con la tecnología más avanzada del momento. El mismo Güell fue el que encargó a sus ingenieros una visita a los EEUU (Pórtland) de cara a la fabricación de un cemento de las mismas características del que allí se elaboraba (de ahí el nombre) En tiempos de la dictadura de Primo de Rivera su más importante representante y accionista fue el patricio Conde de Güell y Marqués de Comillas.
[9] SOTO TORRES, ¿? “Los Santos de Maimona, triste y alegre a un tiempo, HOY, fechado a 3 de noviembre de 1955. En POVES VERDE LUCIO (Coord.). Los Santos de Maimona. “Estampas para el recuerdo”, POVES y GORDILLO (Eds.), Los Santos de Maimona, 1998, págs 84, 665.
[10] A. H. S. Libros de actas. Acta municipal de 27 de junio de 1968.
[11] Las necesidades de cemento del “Plan” se cifraron en principio en 1,5 millones de tn. para un periodo de 14 años, con un promedio superior a las 100.000 tn/año. La instalación en la provincia de la fábrica de cemento de Los Santos se estimó que podía suponer un ahorro en transporte de 16.000.000 de pesetas equivalente al material traído de otras cementeras nacionales.
[12] DICCIONARIO GEOGRÁFICO…, 1961, pág. 499.
[13] A. H. S. Libros de actas. Acta municipal de 25 de octubre de 1956.
[14] SOTO TORRES, ¿?. “Los Santos de Maimona, triste y alegre a un tiempo”, HOY, fechado a 3 de noviembre de 1955. En POVES VERDE, L. (Coord.). Op. cit., pág. 84.
[15] A. H. S. Libros de actas. Acta municipal de 26 de diciembre de 1956 (Comprendida en el libro de 25 de junio de 1955 al 17 de octubre de 1958).
[16] BARCIELA LÓPEZ, C.; LÓPEZ ORTIZ, M. I. y MELGAREJO MORENO, J. “Autarquía e intervención: el fracaso de la vertiente industrial…, 1998, pág.142.
[17] Cifra que se constata en un pleno. A. H. S.: Libros de actas. Acta municipal de 18 de junio de 1960 (Comprendida en el libro de 27 de octubre de 1958 al 20 de junio de 1962).
[18] En palabras de Luis Pachón, había también algunos trabajadores de Zafra y de La Lapa. Por otro lado, no hubo mujeres en la empresa, salvo tres que se encargaban de la limpieza. La mujer, aún, no participaba en el mundo laboral y menos en tareas propias de una cementera, “oficios de hombres”, según mentalidad y cultura del momento.
[19] Podemos poner varios ejemplos significativos, citaremos uno bien característico y además de la época de la fábrica santeña, el poblado minero de Fontao en Pontevedra. Ver RODRIGUEZ GALDO, M. J.; LOSADA ÁLVAREZ, A. F. “Paternalismo y desarrollismo. Reflexiones sobre la construcción del poblado minero de Fontao”, Revista Galega de Economía, vol. 16, Edit. Facultad de Económicas y Empresariales, Santiago de Compostela, 2007, págs. 1-22.
[20] A. H. S. Libros de actas. Acta municipal de 10 de febrero de 1965.
[21] A. H. S. Libros de actas. Acta municipal de 23 de abril de 1970.
[22] A. H. S.  Libros de actas. Acta municipal de 13 de febrero de 1965.
[23] A. H. S. Libros de actas. Acta municipal (pleno extraordinario) de 26 de mayo de 1973.
[24] A. H. S. Libros de actas. Acta municipal de 28 de enero de 1972.
[25] A. H. S. Libros de actas. Acta municipal de 30 de junio de 1972.
[26] A. H. S. Carpeta con varios documentos (recortes de prensa), “Respuesta del gobierno al cierre de la fábrica de Los Santos de Maimona”, HOY, sin fechar, ¿1972?
[27] En un pleno extraordinario se informa y se rebate la decisión de la empresa y de la Dirección General de Trabajo, aunque las posibles alternativas o propuestas nunca se llegaron a tener en cuenta: […]se ha suscrito un convenio por el sector cementero con la administración […] supone un aumento de producción a partir de 1975 de 13 millones de tn/a y una inversión de 30.000 millones de ptas. […] a la empresa Asland le afecta este convenio con un compromiso de aumento de 2.000.000 de tn. […]Es urgente y absolutamente oportuno que los organismos oficiales de Badajoz se dirijan a los poderes públicos estatales solicitando la puesta en funcionamiento de la fábrica de Los Santos […] Se ha dado conocimiento personalmente al Gobernador Civil, Presidente de la Diputación […]La apertura de esta fábrica abastecería a la región extremeña, tan falta de cemento, y en caso de que hubiera excedente la proximidad de puertos de Sevilla o Huelva, paliaría la gran demanda nacional, resolvería la triste situación de los obreros que por cierre quedaron en paro forzoso. A. H. S. Libros de actas. Acta municipal (pleno extraordinario y urgente) de 26 de mayo de 1973.
[28] A. H. S. Carpeta con varios documentos (recortes de prensa). SÁNCHEZ DE LEÓN, E. “Que la fábrica de cementos de Los Santos de Maimona se ponga en funcionamiento”, HOY, fechado el 13 de octubre de 1973.
                Además según testimonios (Luis Pachón), Sánchez de León, como abogado, llegó a ganar un pleito a favor de los trabajadores y contra la empresa para su reapertura (1973), aunque los últimos directores de la fábrica, caso de José Luis Pérez de Sevilla, no tuvieron en cuenta lo logrado y acabaron por decidir el cierre sin más concesiones.
[29] Sobre esto ha escrito, recientemente, uno de los estudiosos principales del proceso. Viene a decir que los planes no supusieron apenas nada para el cambio a un modelo productivo de transformación, ni siquiera agroindustrial, obstaculizando la aparición de vínculos intersectoriales capaces de generar efectos de arrastre sobre el resto de la economía (en general e industrial en particular, añadimos nosotros). MEDINA-HIERRO, J. El Plan Badajoz y el desarrollo económico de la provincia, Tecnigraf Ed., Badajoz, 2002, págs. 234, 81 y 86.
[30] Como dice GARCÍA PÉREZ: De hecho, aunque al término de la dictadura franquista la industria había logrado algunos cambios significativos en su estructura interna, en líneas generales la economía regional se apoyaba todavía más en las actividades ligadas al sector agrario (agricultura y ganadería) que sobre los empleos y producciones relacionadas con el ámbito manufacturero. GARCÍA PÉREZ, J. “La industria extremeña en el siglo XX…”, pág. 806.
[31] En 1975 pertenecían al sector agrario el 47 % de los activos y un 26 % de las producciones (medidas en función del valor añadido bruto), mientras a las actividades industriales sólo correspondían el 17 y 11 por ciento, respectivamente. Véase BANCO DE BILBAO. Renta Nacional de España y su distribución provincial (serie homogénea), 1975.

[32] A. H. S. Libros de actas. Acta municipal de 30 de mayo de 1974.
[33] Se desprende en un acta municipal la necesidad de instalación de nuevas industrias para terminar con el paro obrero, con lo que el problema evidentemente no estaba solucionado: […] para solucionar el paro […] poner alguna industria además de la de cemento. A. H. S. Libros de actas. Acta municipal de 28 de mayo de 1960.
[34] A. H. S. Carpeta con varios documentos. Estudio de Los Santos de Maimona (Análisis histórico, sociológico y económico), Organización Sindical. Prov. Badajoz, Badajoz, diciembre de 1971. pág. 164.
[35] CAYETANO ROSADO, M. “La emigración extremeña durante el desarrollismo español (1961-1975)”, R. E. E., t-LXIII, nº III, Diputación de Badajoz, Badajoz, 2007, pág. 1.281.
[36] A. H. S. Carpeta con varios documentos (recortes de prensa). CALVO FERRERO, A. “El proyectado cierre de la fábrica de cementos o el fantasma de la emigración”, HOY, fechado a 1 de febrero de 1972.
[37] En un pleno se advierte que de acogerse a los incentivos gubernamentales, la industrialización santeña, requerirá de suelo y de un Plan General. A. H. S. Libros de actas. Acta municipal de 24 de abril de 1975.
                El caso cercano de Zafra fue al contrario, la instalación de la empresa de motores DITER (1966) despejó las dudas para la creación del primer polígono industrial que tuvo la ciudad. Los trabajos del ayuntamiento, para la adquisición de terrenos, comenzaron en 1967; el PGOU estaba en esos momentos realizándose. Sin embargo, las ayudas ministeriales, para la creación del polígono, como en el caso santeño, tampoco se recibieron a tiempo, por lo que fue el municipio el promotor de ese suelo. Ver TORO FERNÁNDEZ, B., “Urbanismo y fenómeno industrial en la periferia meridional de Zafra (Badajoz) entre 1883 y 1983”, pág. 447, en  La ciudad: tamaño y crecimiento. Actas III Coloquio de Geografía Urbana, DOMÍNGUEZ RODRÍGUEZ, R. (Coord.), Univ. de Málaga y AGE, Málaga, 1999, pág. 532.
[38] A. H. S. Libros de actas. Acta municipal de 5 de julio de 1958.
[39] Para casos análogos, aunque, en ocasiones, sólo por proximidad, se puede ver el reciente trabajo editado de TORO FERNÁNDEZ, B. Zafra, dinámica urbanística (1940-1995), t-I y t-II, Junta de Extremadura (Agencia de la Vivienda el Urbanismo y el Territorio), Zafra, 2007, pág. 805.
[40] A. H. S. Libros de actas. Acta municipal de 28 de mayo de 1960.
[41] A. H. S. Sección Obras y Urbanismo. Expediente de Memoria Urbanística de 1963.

No hay comentarios:

Publicar un comentario